Estos días, y en los que van a venir, estoy entrenándome a simplificar el tema que estoy dibujando. El beneficio de estos ejercicios es indiscutible, ya lo he comentado en algún post anterior (dejaré el enlace al final del texto). Para llevar a cabo este entrenamiento he decidido tomar como modelo los paisajes, tanto de fotos como del natural ¿Por qué? pues muy sencillo, por la cantida de detalles en los paisajes es inagotable. Se podría seguir añadiendo matices hasta el infinito, detalles y más detalles. A mí personalmente incluso llegar a «aturdirme», tanto que en algunos casos me hacen perder la concentración. Además yo soy muy de perderme en los detalles colaterales. Un beneficio obvio es saber buscar lo importante de lo que hemos tomado como tema, pero hay otro menos obvio que no se toma en cuenta, sobre todo en los paisajes, que es acostumbrarse a capturar la esencia, el «gesture» como dicen en inglés, o «l’allure» como se podría decir en francés. Esta parte de encontrar «la esencia» es la que realmente importa. Capturarla es lo que va a diferenciar un buen dibujo de uno excepcional.

Para no caer en la tentación de hacer detalles, utilicé lápices de colores mal afilado, hice un recuadro pequeño (12 x 8 cm más o menos) en el cual tenía que caber el dibujo, y traté de ceñirme solamente a las grandes zonas del modelo. Estos dos dibujos son algunos de los que hice en esa primera sesión. Un resultado casi abstracto.

No os olvideis de dibujar y de disfrutar dibujando que es la mejor recompensa que se puede tener después de una sesión de dibujo. Sentir que se ha disfrutado.

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