Los paisajes son un tema muy recurrente en el Arte, aunque no siempre fue así. No es hasta el S.XVII, a grandes rasgos, que el paisaje empieza a ser tratado como un tema en sí, y no como fondo de otras obras que podían tener por tema figuras de santos, madonas, nobles del momento, etc. Se considera que el primer “paisajista puro” fue el pintor francés, afincado en Italia, Claude Lorrain. Este artista trató el paisaje no desde la observación de la naturaleza, si no desde un punto de vista idealista, es decir idealizando el paisaje. Imagino que sería en parte una forma de representar el Paraíso mencionado en la Biblia.

Como tema para los dibujantes, dejando a un lado los gustos personales, es un tema muy agradecido. Sirve de inspiración sin que exista la necesidad acuciante de que haya un parecido total entre la obra y el modelo, basta con que el ambiente quede reflejado en ella. Se pueden mover los límites si se desea, se pueden quitar y poner elementos según el gusto y el capricho del autor. Se puede dibujar de forma más minuciosa, o de forma más suelta. Evidentemente esto también se puede hacer con un retrato, pero es un género que se presta más difícilmente a los juegos creativos.

Todas las técnicas son apropiadas para tratar el paisaje, grafito, carbón, acuarela, óleo, esto entre las clásicas, pero también se puede tratar con collage por ejemplo. Es más difícil que sea trata por un escultor por razones obvias, aunque estoy seguro que alguna escultura habrá por ahí con este tema.

Ofrece además el inestimable valor de pasar buenos momentos rodeado de naturaleza, es por tanto un tema ideal para el verano. Esto ya sé que no es del gusto de todos, sobre todo para los urbanitas, entre los que me encuentro; pero reconozco que en las épocas del año en las que hace buen tiempo, me dejo seducir con gusto por los paisajes que me encuentro en mis salidas por toda la geografía gallega.

Así que ya sabéis, a salir al campo a disfrutar de la naturaleza y de un buen rato dibujando.

64.- Un árbol más grande de lo que abarcan los brazos de un hombre, nace de un brote diminuto. Tao Teh King.