Responder a esa pregunta es sencillo, los que te dé la gana. Algunos artistas necesitan poner más detalles para sentir que su obra está acabada, otros no tantos. No hay una regla establecida para esto, tan legítima es una opción como la otra. Lo realmente importante es que al final del trabajo, sientas que has llegado a donde querías llegar.
Yo soy de esos que necesitan detalles, necesito que un trabajo, de los que podríamos llamar “acabados”, esté muy trabajado. Otra cosa son los bocetos, o los dibujos que hago en los cuadernos de dibujos, de esos que llevo encima siempre. Estos dibujos en muchos casos no pasan de simples rayajos mal acados, y descuidados. Así es uno, de un extremo al otro.
Sin embargo después de muchos dibujos y unos cuantos cuadernos una cosa me queda clara, ninguna de las dos opciones es mejor que la otra, simplemente uno elige una u otra por su propia naturaleza, sus gustos, su capacidad personal, y seguramente muchos otros factores subconscientes que no se pueden identificar claramente. Incluso se puede afirmar que con el tiempo uno evoluciona de manera a sentir la necesidad cada vez más presente de cruzar al campo del “enemigo”.
Utilizo el término “enemigo” con todo conocimiento de causa, el motivo es que estas dos tendencias son, desde hace ya unas cuantas décadas, enemigos irreconciliables. Quiero decir que los “muy detallistas” por regla general, siento un poco de lástima por aquellos que se conforman con menos, o que directamente pasan de los detalles, para realizar lo que para ellos son simples monigotes mal pintado. Por otro lado en el campo de los “sin detallistas” o “irrealistas” los muy realistas, hiper realistas o muy detallistas, son vistos como simples copistas de la naturaleza en el mejor de los casos, o como máquinas de hacer fotografías con lápiz en el peor de los casos.
¿Solución? como ya dije, la que a ti te haga sentir mejor. Lo demás son solo discusiones bizantinas.
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