Hoy voy a hablar de un extraño fenómeno que se produce en el mundo del dibujo, de la pintura, la ilustración, la poesía. la literatura y en general en cualquier dominio que tenga que ver con los artistas y la creación. Ese extraño fenómeno es lo que yo denomino «la paradoja temporal» ¿En que consiste? Pues se podría resumir con aquél viejo refrán que dice el tiempo todo lo cura.
A todos los que dibujamos o creamos algo en general nos ha pasado, en más de una ocasión, que después de hacer un dibujo nos preguntamos ¿como pude dibujar esto? o bien nos hacemos aquella reflexión que dice «le falta algo», otra variante es «¡Buf que fallo! ¿como no me dí cuenta de que…..? ¿Para que perdería tanto tiempo dibujando una taza y por encima para este resultado? Y una vez que la pregunta y/o exclamación ha sido proferida nos apresuramos a esconder el terrible error anti natura de turno, nos pasamos unas cuantas horas pensando que no valemos para esto, que no sé por que me empeño en, etc. Aunque casi siempre por suerte acabamos reincidiendo y cogiendo de nuevo los bártulos para dibujar. Es decir que la vida sigue, pasa el tiempo.
Un día, reordenando, nos encontramos con aquellas hojas del cuaderno donde se había escondido el monstruo, lo vemos. lo miramos, lo admiramos y pensamos ¡Pues no está tan mal! ¡Que demonios! ¿Como pude ser tan duro conmigo mismo en aquellos días?
La moraleja de este cuento es la siguiente, nunca seas demasiado duro en tu autocrítica, busca siempre algo bueno que sacar de cada dibujo, no juzgues un dibujo en caliente, apártalo y retómalo pasadas unas horas, unos días. o semanas. No esperes que cada dibujo sea «El dibujo», solo es un peldaño más en tu recorrido, algunos peldaños salen mejor otros peor, nada más. Casi siempre esperamos que cada dibujo tenga algo especial, y si no lo tiene, o no lo sentimos como tal lo arrinconamos, en cambio si se le hubiera dado una segunda oportunidad (pronto hablaré sobre retrabajar un dibujo), cambiando un fondo, o añadiendo algún elemento habría cobrado esa vida que se supone que debe de tener. Recordad además que los que ven nuestros dibujos, no saben de aquél fallo que nosotros vemos como la nariz en la cara, no son conscientes del error en la perspectiva, o que ese estilo que hemos probado en este dibujo a ellos les encanta, etc
Creo que ha quedado claro lo que quería decir así que no me extiendo más. Dibujar es ante todo disfrutar, no hay que olvidarlo. No os olvideis de dejar comentarios, siempre bienvenidos, y de dejar vuestro correo para estar al día de los nuevos post.
Algunos ejemplos de dibujos a los que el tiempo, médico y abogado universal, fue redimiendo (y podría poner muchos más)
Qué buena entrada. Aparte de todas las palabras acertadas que has utilizado, cuando ya pasa un buen tiempo, también ocurre un día que te dices que te da igual, que lo haces porque te apetece y que lo que no sale tan bien es también parte de uno mismo (en mi caso, una misma). Nos castigamos demasiado en algunas disciplinas, pero es que esto se aplica a todo en la vida. Hay que disfrutar siempre, y cuando no, descansar. Gracias por compartir. Saludos 🙂
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Cuando llega ese momento que comentas, para mi, es cuando podemos decir que nos acercamos a la verdadera creatividad, y por añadidura a ser un poco mas sabios. Saludos a ti y gracias por el comentario.🙂
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Muy buena entrada, me siento identificada. Y preciosos los dibujos!😊
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Gracias Blanca Sombrerero Loco (parece el nombre de una jefa de tribu. Por cierto que soy aficionado a los sombreros, también), es difícil no sentirse asi cuando se es creativo. Supongo que es parte del bagaje y del peaje, asi que bienvenido sea por que son mayores los placeres que los dolores.
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