Dentro de un día se cumple el 50 aniversario de la llegada del Ser Humano a la Luna. Como dijo Neil Amstrong, un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad.
Hay que reconocer que es uno de los logros históricos conseguidos por el Ser Humano más destacable de nuestra especie, si no el más destacable. Es cierto que en la antigüedad hubo muchos logros, que fueron complicados, por los medios técnicos de los que se disponía y memorables por lo que supusieron para el avance de la especie en general. Se podría citar todos los logros que tienen que ver con la Medicina por ejemplo, los conseguidos por los primeros aventureros que se atrevieron a llegar más lejos, sin saber ni remotamente lo que iban a encontrar en el siguiente recodo del camino. Los adelantos de la Ciencia en general también se podrían nombrar, y algunos fueron verdaderos hitos en el hilo del tiempo. Además sin muchos de esos descubrimientos de la Ciencia, no se podría haber llegado a la luna. Sin embargo llegar hasta la Diosa de la Noche, fue un sueño de la Humanidad desde siempre, identificado además como una gesta completamente imposible. No por nada todos los poetas le prometen a sus amadas, la Luna, como una prueba irrefutable de su inmenso amor.
Para ilustrar este pequeño homenaje, y efeméride, he decidido hacer un retrato (para los que se perdieron la entrada, sobre el Retrato) rápido de uno de los tripulantes del Apolo XI, se trata de Michael Collins, “el que no pisó la Luna”, su misión era quedarse en la nave y asegurarse de que todo estuviera listo para el regreso. Cuidaba del fuerte. Para mí es una tarea tan loable como la de los otros compañeros de misión. Sin embargo parece que todos tenemos tendencia a recordar más a Armstrong, por aquella primera huella. Leí una entrevista en un diario en la que decía que no sientía en absoluto mal por no haber podido pisar el satélite, “si se piensa que había otros 30 candidatos para mi sillón, me considero afortunado de haber podido formar parte de la misión” esas eran sus palabras. Su único miedo era que sus compañeros no pudieran volver a la nave y tener que hacer el viaje de vuelta él solo.
Quede pues mi pequeño homenaje a la misión Apolo XI y a sus logros. Por que…sí, estuvimos en la Luna.