Copiar a los clásicos es un ejercicio fantástico, muy recomendable para todo el mundo, experimentados o no, grandes y mayores, aficionados y profesionales. Es un ejercicio que se practicaba con asiduidad en las academias de Arte de principios del S.XX. Incluso había copistas oficiales en los grandes museos como puede ser El Museo del Prado.
¿Qué saco de copiar a los clásicos? Pues muy fácil, aprender, y de todo. Se aprende proporción, fluidez en las formas, anatomía, a separar los detalles importantes de los que lo son menos, o directamente sobran. Se aprende expresividad, elegancia, composición, y un sinfín de cosas que me costaría enumerar en este post.
Cada uno puede tener una preferencia por un determinado pintor, o una época, o un estilo, pero es bueno probarlos todos, comprenderlos y analizarlos. Además de, por supuesto, disfrutar contemplando las obras que copiamos. Debemos ser conscientes que todo lo que hoy es el Arte, con sus aciertos, sus contradicciones, sus errores, está basado y ha evolucionado de esos maestros antiguos. El Renacimiento es fundamental para entender la concepción actual de individuo en el Arte, el Barroco puso las bases de muchas de las técnicas de iluminación que hoy incluso se usan en el cine por ejemplo, esto por nombrar dos de los movimientos más influyentes en la historia del Arte.
La forma de dibujar y organizar las figuras de Miguel Ángel está llena de lecciones. La suavidad de las pinturas de Leonardo es un muestrario de matices casi ilimitados. Rembrandt y sus autoretratos son una fuente de inspiración para los amantes del retrato psicológico, en fin que no puedo enumerarlos a todos y sobran eruditos que hayan glosado las bondades de los maestros en sus obras, que me superan de muy largo en esta tarea.
Bueno y me olvidaba de toda las esculturas de Grecia y Roma, que son una verdadera mina de lecciones a la hora de estudiar las proporciones del cuerpo humano.
Copiad a los maestros, sin ningún rubor, ni pudor. Esas obras están ahí para disfrutar de ellas pero también para aprender de ellas. Así que a invadir museos con cuaderno en mano para copiar a los maestros.
Muy buenos consejos, gracias. Ojala que el blues no te dure mucho, el tiempo esta tan lindo para dibujar!
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Gracias por tu visita y tu comentario 🙂 El Blues, en este caso, se puede interpretar más como «recogimiento» que como tristeza. Era un lugar tan vacío y tranquilo que invitaba a estar con uno mismo. Saludos.
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