Confieso que cuando estoy en plena naturaleza, con las herramientas en la mano para dibujar o pintar me siento abrumado, casi siempre, ante la exhuberante abundancia de lo que mis ojos pueden ver, y mi cerebro no es capaz de procesar. Me suele pasar cuando los límites entre cada árbol, matorral, hierba, arbusto, camino, trono caído, tronco de pié, flor, charco, etc son difusos, cuando lo que tengo ante mí es una masa con verdes muy similares (algo muy frecuente en Galicia), que se diferencian solo por pequeños matices. Simplemente diría que me entra «vértigo» ante tanto material para dibujar. Una posible solución es elegir una zona en particular, bloquear mentalmente la entrada en la cabeza de todo lo demás, funciona. Pero ¿y sí queremos una vista de conjunto?¿Si lo que queremos es recoger todo el ambiente, las sensaciones, la luz, los sonidos….? Y por supuesto meter todo eso en una hojita de un cuadernito, y solo con los medios escasos que uno puede transportar consigo mismo, para no acabar rendido por llevar a cuestas medio estudio.

Malas noticias, no se puede. Al menos yo no soy capaz o no sé como se hace. Al final me he inventado una solución personal. Tomar apuntes muy generales, con pocas líneas y pocos colores, tratando de recoger lo imprescindible, lo que no puede faltar. Sinceramente la solución no me convence, aunque la he puesto en práctica muy poco, así que habrá que darle más oportunidades y perfeccionarla. Ah, y por cierto esto se llama hacer apuntes y ya estaba inventado desde tiempos remotos, lo de que he lo he inventado yo no deja de ser una boutade. Os dejo una muestra de como he puesto en práctica mi método este verano.

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