Para dibujar, si tomamos esa acción en sentido estricto, el color no es necesario. Dibujar es delimitar donde va cada cosa, por medio de líneas y masas de sombras y luces. Solo necesitamos contraste para saber donde empieza una zona y donde acaba otra, mostrando de este modo cual es la forma de cada cosa. Solo necesitamos una línea para dibujar una forma. El color es información a mayores, que realmente no influyen en la forma de los objetos, sin embargo todos estamos de acuerdo en que le añade a la obra, y desde luego al mundo una dimensión emocional.

Al final esto no es un debate, es una elección. Yo no soy de colores, ni en mi día a día. Soy de formas. Como a todo el mundo los colores tienen influencia sobre mí, pero a la hora de expresar, de mostrar, no los necesito. Es más hasta diría que están de más. Son demasiado invasivos, se adueñan del espacio visual sin piedad, se agitan, gritan, piden protagonismo, son como niños jugando en un patio sin vigilancia de los adultos. Por eso por cierto los colores son más fáciles de ver para los niños. Más aún cuando los colores son intensos y muy saturados. La tendencia actual por cierto es a este tipo de colores, no hay más que ver los anuncios publicitarios. En estos, los colores y sus mensajes juegan un papel fundamental. No os olvidéis además que los colores son subjetivos, dependen de los ojos, de la luz, del medio en el que reproducen, etc. Las formas son como son y nada más, son en ese sentido más fiables. Tal vez no tanglamurosas, pero desde luego más humildes, como el humilde grafito, mi viejo compañero.

Al final como digo no es un debate es una elección, así que que cada uno use o no colores según le pida el cuerpo. Mientras tanto no os olvidéis de dibujar.