El patrón de sombras y de troncos de árboles, que tenía delante de mí, me sirvió de inspiración para este dibujo. A veces pasa, buscas la inspiración en las musas, y resulta que la inspiración está delante de tí; basta con mirar el mundo con la mirada limpia.
Una vez hice las primeras líneas sentí que estaba en el buen camino, una cosa me llevó a la otra, y el dibujo fue saliendo, funcionaba. Entonces llegó la segunda etapa, la del exceso de entusiasmo. El dibujo estaba bien, funcionaba. Dejando la segunda hoja del cuaderno en blanco, limpia, el equilibrio de vacío y lleno funcionaba. Pero el pequeño demonio burlón del entusiasmo sin freno quiso reírse de mí. Empecé a dibujar en la otra hoja el resto del paisaje, pero tan pronto como dí las primeras líneas sentí que algo iba mal, la musa se había asustado y me dejaba con mi desenfreno de líneas. Ya no funcionaba.
Por eso borré todo y escribí «Las primeras impresiones son las que cuentan…a veces»
Esta entrada por cierto podría perfectamente ser la continuación de esta otra «Árboles»
No os olvideis de dibujar y de disfrutar dibujando.
¡Genial! Las palabras son un bastón para estos casos y si son sinceras, salidas del horno mental sin pensar, mejor.
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Si no son sinceras ¿para qué decirlas? Gracias por la visita y el comentario.
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Gracias a ti 🙂
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