Aprovechando que estamos en el mes del #Inktober (ver enlace para informarse de que es eso del Inktober, aunque dudo que haya nadie del mundillo del dibujo que lo desconozca) voy a hacer algunos posts sobre las distintas herramientas que se pueden utilizar para entintar un dibujo, al menos las más habituales y conocidas.
Voy a empezar por una de las más antiguas y también una de las más tradicionales. Estoy hablando de la pluma, esta puede ser del tipo plumilla de mojar, pluma estilográfica, pluma de caña, de cristal, etc. Las plumas hacen trazos limpios y crudos más o menos finos según el grosor de la misma, pero trazos que son, como a mí me gusta pensar, implacables, es decir que una vez en el papel es casí imposible borrarlos. La consecuencia de esto es que hay que pensar muy bien donde se pone cada línea, más aún si no se ha hecho dibujo previo. A mí personalmente no me gusta mucho el entintado con pluma. Es demasiado radical para mi gusto, no ofrece la posibilidad de matizar nada. El contraste entre la tinta y el papel, cuando se usa pluma, es violento y sin zonas grises, reflejando un poco el material de la plumilla más común que es la metálica. La ventaja que tienen sin embargo es que las más tradicionales, las de mojar, tienen la posibilidad de variar el grosor del trazo según la presión ejercida al trazar.
Hoy en día las plumillas se pueden sustituir por lo rotuladores de punta fina, incluso los hay de distintos grosores de línea, aunque el principio es el mismo.
Lo dicho no os olvidéis de dibujar, y sobre todo de disfrutar dibujando.
Un comentario en “Técnica: tinta I – Pluma”