Cuando uno hace un retrato, sea de cuerpo entero o de cabeza, y tiene al modelo fisicamente delante, la pregunta no se plantea, hay que dejar una distancia suficiente para poder ver el conjunto, es decir que necesariamente quedarán como mínimo 2 metros entre el modelo y el artista. Más, aún mejor. Pero ¿y si trabajamos con una foto como modelo? la tentación es ponerla cerca, y aún más si la tenemos en un ordenador, una tableta o un móvil; entonces la tentación de hacer zoom se hace casi irresistible ¡Mal! Hay que guardar una distancia, siempre, suficiente para ver una cantidad apreciable de detalles y tener al mismo tiempo una visión de conjunto. Si no los árboles no os dejarán ver el bosque. Yo ultimamente guardo más de un metro entre mi tableta y yo, todo lo que razonablemente se puede, teniendo en cuenta que la imagen tampoco es enorme (aunque sea una tab de 10» o algo así). A veces siento la tentación de acercarla y como no, de hacer zoom, procuro resistirla.

El mismo razonamiento se puede aplicar en lo que toca al papel, o el lienzo. Hay que dejar una distancia suficiente para ver lo detalles que dibujamos, y al mismo tiempo ver el conjunto. Pero verlo de verdad. Ya sé que cuando se dibuja en un A4 no estamos dibujando un mural, pero (al menos yo) siempre se tiene tendencia a enfrascarse uno en los detalles; precisamente en el clásico detalle que de todos modos no cambia gran cosa en el aspecto general del dibujo ¿De donde creéis que viene esa costumbre de echarse para atrás para ver el trabajo en curso? Pues de eso, de dejar una distancia. Además es muy bueno para cambiar el punto de vista, cuando se hace aparecen muchos fallos.

Nos os olvidéis de dibujar, de tomar vuestras distancias, y sobre todo no hacerle caso a los cantos de sirenas que lanzan los detallitos melosos.