Cuando se está aprendiendo y hay que dibujar pelo la tendencia es a tratar de dibujar casi pelo por pelo. Evidentemente esto es una exageración, nadie dibuja pelo por pelo, por poco que sepa de dibujo. Realmente lo que ocurrre es que cuando miramos al pelo de alguien, sobretodo si lleva melena, la vista ─ como siempre ─ suele fijarse en lo que está «como fuera de lugar», lo que sobresale o se mueve; y claro, el cerebro que es un maestro en recurrir a los atajos, se precipita a dar la orden de dibujar eso mismo, eso que se mueve. Una vez lanzado en la aventura, el cerebro ─ el mismo de antes ─ decide que si el truco de dibujar los pelos sueltos funcionó por que no seguir. Nos encontramos entonces dibujando pelos a diestro y siniestro, sin caer en la cuenta de que esos pelos son parte de un todo, de una cabellera, y que lo que realmente vemos a poco que nos fijemos es una masa más o menos oscura, donde hay zonas más claras y otras más oscuras, formas curvas un poco por todo que zizaguean, que se retuercen, van y vienen. Finalmente están los pelos que sobresalen de la masa, los rebeldes, los que van a su aire, aquellos que nos llamaron la atención. Pues eso, que hay que dibujar masas globales, y sobre ellas añadir los detalles, los justos y necesarios para que parezca una cabellera.

Dibujar melenas es un excelentef ejercicio de síntesis, entrenamiento de la atención, estructuración de formas descubriendo formas globales, sombreado buscando todo el arco de valores desde el negro absoluto al blanco puro, análisis del gesto buscando la cáida del pelo, como fluye desde la raíz hasta las puntas, capacidad de síntesis descartando los detalles superfluos. Con el tiempo todo esto se vuelve automático.

Os invito como siempre a que visitéis el resto del blog para ver más dibujos y para leer más consejos, que espero que os resulten de utilidad. No dudéis en dejar comentarios y preguntas si os apetece.

No os olvidéis de dibujar y de pasarlo bien dibujando.